El año de Alberto Lleras
Por: Gustavo Páez Escobar
Con motivo del centenario del presidente Alberto Lleras Camargo, que se cumple el 3 de julio, Villegas Editores publicará, con prólogo de Otto Morales Benítez, una antología compuesta por cinco volúmenes, con el siguiente título: Alberto Lleras, 100 años: presencia cultural, política e internacional de la democracia colombiana.
El día del aniversario, la Academia Colombiana de Historia exaltará en sesión solemne la memoria del estadista y presentará el libro Sendero histórico y humanístico de Alberto Lleras, de la autoría de Morales Benítez. Por su parte, el Club de Abogados editará el libro Sentido democrático de lo jurídico, en el que se analizan diversos asuntos relacionados con el Derecho, ocurridos en el gobierno de Lleras. Estos son tres proyectos en marcha (y aparecerán otros), con que se busca engrandecer el suceso que se aproxima.
Morales Benítez, uno de los colombianos que estuvieron más cerca del personaje, tanto en lo político como en lo intelectual, sugiere que el gobierno decrete este año como el “año de Lleras”, para realzar el significado histórico del gran colombiano en las diversas facetas de que es tan rica su existencia: en la democracia, en el ejercicio del poder, en el manejo de la palabra, en el empleo de la inteligencia.
Pocos compatriotas registran el cúmulo de realizaciones alcanzadas por Lleras en más de 50 años de ejercicio político durante el siglo pasado. Morales Benítez fue dos veces ministro en la segunda administración de Lleras (del Trabajo y de Agricultura), y además secretario suyo cuando el caudillo asumió, casi en la clandestinidad (tras renunciar a la rectoría de la Universidad de los Andes), la jefatura del movimiento que derrocó al general Rojas Pinilla.
La austeridad y la modestia fueron virtudes sobresalientes que enmarcaron la vida de Lleras, tanto en el desempeño público como en su vida privada. Bajo esa norma severa, huía de toda pompa que significara la relevancia de su nombre. En el campo editorial, no fueron muchos los libros que publicó, y siempre fue esquivo a esa vanidad. Pero sus ensayos, columnas de prensa, conferencias y discursos, regidos todos por su estilo magistral, darían lugar a la formación de varios volúmenes que entidades y amigos se encargarían de editar.
En 1987, con el auspicio de la Federación Nacional de Cafeteros y la Flota Mercante Grancolombiana, fueron publicados dentro de la Biblioteca de la Presidencia de la República, en el gobierno de Virgilio Barco, cinco volúmenes de lujo que abarcan buena parte de sus escritos, bajo el título Obras selectas de Alberto Lleras. Y se recogió su propia voz en tres casetes grabados por la emisora HJCK, en los que quedan registrados, en discursos estelares, capítulos memorables de nuestro discurrir histórico.
Dentro de esta serie bibliográfica quedó incluido el primer tomo de sus memorias, titulado Mi gente, que había visto la luz una década atrás. Muy lamentable resulta que el historiador no hubiera continuado con esta obra de vasto alcance, como él se lo propuso en su planeación –y lo cumplió de manera formidable en el libro inicial, dedicado al recuerdo de sus raíces familiares–, y que tuvo que interrumpir por la decadencia de su salud en los años posteriores.
En 1992, con el patrocinio de la Universidad de Antioquia y de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín y con prólogo de Otto Morales Benítez, se editaron dos tomos con el título de El periodista Alberto Lleras, en los que se rescata una muestra significativa de su sus notas de prensa. Una vez proclamó el periodista Lleras: “Soy un laborioso trabajador de este oficio, bueno o malo, pero auténtico”.
Otra selección de su refinada prosa –una de las más castizas y galanas que se hayan dado en el país, a la vez que sobria y concisa– la realizó la Biblioteca Básica de Cultura Colombiana, dirigida por Eduardo Caballero Calderón, en el libro Sus mejores páginas, escogidas por Alberto Zalamea. En fin, la obra del escritor es un lujo para muchas bibliotecas particulares. (Yo me enorgullezco de poseer los títulos antes mencionados).
Hoy cobra vigencia la figura del patriota intachable en este año que, por supuesto, debe dedicarse a revivir su memoria. Ya tendré ocasión de volver sobre la personalidad del ilustre colombiano en los campos de la política y las letras.
El centenario de su nacimiento debe llevarnos a reflexionar sobre la democracia y la cultura contemporáneas, que a veces andan de capa caída. Al asumir Lleras la primera presidencia del Frente Nacional, en 1958, la poetisa Laura Victoria le expresaba desde Méjico: “Alberto: ahí tienes la Patria, / te la entregamos toda / con sus enormes cicatrices, / su mansedumbre de relámpagos / y la moneda de sus lágrimas”.
El Espectador, 18 de marzo de 2006.
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Comentario:
¡100 años! Cómo pasa la vida. Lo conocí muy joven, empezando su carrera política, y lo admiré siempre, hasta el final de su meritoria existencia. Fue un político recto, desinteresado, animado por el solo deseo de servir a su Patria. ¡Y cómo lo hizo de bien! Te felicito, pues, por esta página en su honor y en honor de Otto, ese otro colombiano excepcional por su inteligencia, su erudición y su trabajo en pro de la cultura. Aída Jaramillo Isaza, Manizales.