¡No más impuestos!
Por: Gustavo Páez Escobar
Ojalá la carrera de nuevas cargas impositivas, tan marcada en el actual Gobierno, se haya detenido, como parecen indicarlo las últimas noticias. Hoy el tono del Ministro de Hacienda, que en los comienzos de su administración se mostró muy vehemente en favor de la mayor tributación, se ha moderado. Nadie ignora que los impuestos son necesarios para adelantar los planes sociales y de seguridad nacional, pero cuando se vuelven excesivos o irreflexivos, y sobre todo cuando las más afectadas son las clases populares, se crea malestar social.
El proyecto que se pensaba llevar a cabo hubiera significado la cuarta reforma tributaria del gobierno Uribe en menos de dos años. Esto representa un desborde administrativo, y como tal, un despropósito. Una sola reforma tributaria debería ser suficiente para los cuatro años de una administración. Colombia ya no resiste más impuestos. Este clamor general se escucha a lo largo y ancho del país, y por fortuna se detuvo el ánimo alcabalero.
En la cumbre de gobernadores realizada en el municipio quindiano de La Tebaida, el Presidente expuso la idea de arbitrar un billón de pesos para el sector social, el que, dicho sea de paso, ha tenido poca atención en su gobierno, por destinar la mayor parte de los recursos a las operaciones militares contra la guerrilla. ¿De dónde saldría ese billón de pesos? De las clases pobres, mediante el gravamen del 2% a los productos exentos de la canasta familiar.
El nuevo IVA del 2% era parte de la reforma tributaria aprobada en el 2002, pero en septiembre del 2003 lo tumbó la Corte Constitucional por considerar que era inequitativo por afectar el bolsillo de los pobres. No obstante, el Presidente volvió a insistir en este gravamen, desoyendo el clamor nacional e incurriendo en una lamentable terquedad. En esta ocasión fue el Congreso el que no le dio vía libre a la iniciativa.
Una carta publicada por El Tiempo el 29 de marzo, y suscrita por Magdalena Uribe, critica la incomprensible exageración del Presidente en esta materia: “Ha puesto impuestos por doquier. La salud está catastrófica y se cierran hospitales. La gasolina sube todos los meses. Un senador gringo dice que Uribe no se ha preocupado por lo social; solo por la guerra. Si al pueblo no se le dan empleo, salud, educación y vivienda digna, nunca se acabarán la guerrilla ni el paramilitarismo”.
Carta que refleja la inquietud social que en estos momentos se siente en el país. El pueblo está satisfecho con la seguridad en las carreteras y con los operativos contra la guerrilla (que han costado un dineral, salido en buena parte de anteriores tributos) y se resiente cuando se le imponen más sacrificios. Lo sensato es reorganizar la administración de los impuestos existentes para que produzcan más, y buscar otras fuentes de financiamiento.
Se sabe ahora, como solución milagrosa para los contribuyentes, que el nuevo proyecto de reforma tributaria se consumió por efectos de la desintegración del Pacto Político y el criterio del Fondo Monetario Internacional en el sentido de que el país no requiere más impuestos durante este año y el siguiente. Que así sea.
El Espectador, Bogotá, 6 de mayo de 2004.